Aprovecha el servicio de transporte privado en taxi acuático que el hotel puede organizar. Es una experiencia única y te evita el jaleo de las calles.

no sé qué esperar de este hotel, la cama estaba pegada a la pared, casi no cabíamos. además, la ropa de baño era tan vieja que me dio hasta miedo tocarla. esperaba un trato especial, pero ni un saludo. en fin, casi dejo una buena reseña, pero no pude. nunca vuelvo aquí.

Bonitas vistas desde el balcón del canal.

La habitación era tan pequeña que apenas podíamos movernos. La cama estaba pegada a la pared y ni siquiera cabían nuestras maletas. Además, la limpieza era deficiente, noté que la manta que usaban estaba sucia y no daban garantía de que estuviera limpia. El desayuno era decepcionante y el comedor me parecía un espacio comprimido, donde podías escuchar las conversaciones de los demás huéspedes.

El hotel está muy bien ubicado, a

solo cinco minutos de la Plaza San Marcos, lo que hace que sea perfecto para explorar Venecia. Disfruté del desayuno con opciones para celíacos y del personal extremadamente atento y amable. Sin embargo, el área de desayuno era algo reducida.

Nuestra estancia fue maravillosa. La ubicación del hotel es perfecta, a solo cinco minutos de la Plaza San Marco y rodeada de encantadoras vistas al canal. La habitación familiar era espaciosa y acogedora, ideal para nuestros niños. El personal fue excepcional, siempre amable y dispuesto a ayudar. Destaco a Marco y Elena, quienes hicieron que nos sintiéramos como en casa, incluso organizando nuestro traslado en taxi acuático desde el aeropuerto, lo que fue una experiencia increíble. El desayuno era delicioso, con opciones variadas y café preparado al momento, disfrutábamos de las vistas al canal mientras comíamos.

Nos alojamos en el Hotel Becher y quedamos encantados. La habitación familiar era amplia, decorada con encanto veneciano y con vistas al canal que disfrutamos mucho, sobre todo los niños. El desayuno era delicioso, con café preparado al momento y una buena variedad. Pero lo mejor fue el trato del personal, especialmente de Elena y Marco, quienes nos hicieron sentir como en casa.

el personal fue increíblemente amable y servicial,, especialmente marco y elena, quienes hicieron que nuestra estancia fuera especial. la ubicación es perfecta, justo a orillas de un canal. el desayuno era variado y delicioso.

deberían mejorar el espacio del comedor para el desayuno.

la habitación era un poco pequeña. pero la decoración veneciana era encantadora. el desayuno era variado y fresco. la ubicación es excelente, tan cerca de la plaza san marcos y del teatro. el personal fue muy atento y amable.

un embarcadero privado ideal para desayunar junto al canal

limpieza impecable, excelente relación calidad-precio

espacio reducido del comedor

El hotel becher fue una maravilla. La habitación familiar era amplia, con vistas al canal que disfrutamos mucho. La ubicación es perfecta, a solo 5 minutos de San Marcos. Lo mejor fue la atención del personal, especialmente Marco, que nos recibió con una sonrisa tras un largo día, y Elena, que organizó nuestro taxi acuático desde el aeropuerto.

lo recomendaría

De verdad que lo aconsejo for una estancia concisa

Encantadora habitación, agradable desayuno, con un café increíblemente bien preparado al momento y vistas al canal que hacen que cada mañana sea especial, además de contar con un transporte muy cómodo desde el aeropuerto en taxi acuático.

Mejor imposible

la experiencia de llegar en taxi por el canal es única. la habitación era un poco pequeña.

Experiencia encantadora y romántica

Nuestra estancia fue mágica. La decoración antigua de la habitación nos transportó al pasado. Disfrutamos del desayuno en un comedor con vistas al canal. el café preparado al momento fue un verdadero deleite. Un tip, ¡reservar con antelación para asegurar la mejor habitación!

La habitación era bastante estrecha, con la cama pegada a la pared, lo que dificultaba el movimiento. El área de desayuno era pequeña, donde podías escuchar las conversaciones de otras mesas, y la calidad de la comida dejaba que desear.